Wednesday, February 15, 2012

PJ Harvey - White Chalk [2007]


la pe-re-cio-sa portada. pero de la época, mi favorita foto es definitivamente ésta

Polly Jean Harvey es de esas mujeres que vinieron a la tierra a darnos voz a las demás. De esas que saben expresar todo lo que hemos llegado a sentir. De esas que hablan de temas tan íntimos como universales. De esas que nos regalan música para cada ocasión, y con "cada ocasión" también hablo de sexy times, pero éste no es el caso, sino todo lo contrario.

Si nunca has escuchado a PJ Harvey, tal vez no te convenga empezar por White Chalk. Para nada refleja su usual estilo más marcado por el rock y el blues y con temas tanto intensos, como esos especiales casos en los que te saca la sonrisa del nopuedocreerquehayadichoeso. Por otro lado, si has escuchado todo lo hecho por ella desde antes de este disco, tal vez te lleves una sorpresa.

PJ se ha redefinido con cada disco, sí, también es de esas poco conformes con lo geniales que son. Pero con White Chalk se pasó de verga. Dio un giro por completo. Se enfrentó de lleno a la tristeza, a la soledad, a la desolación. A tal grado de liberarse de sus usuales herramientas (una voz potente y agresiva, una guitarra que le hacía la segunda, un sonido crudo y hasta sucio en algunas ocasiones), para convertirse en toda una autodidacta del piano. De ahí la simpleza de su sonido en este álbum. Más que simpleza, es un minimalismo. Reflejo del vacío, del hueco que se siente cuando escuchas este disco. Una atmósfera agobiante, soledad clasutrofóbica, sensación de completa desnudez, como verte en un espejo y darte cuenta que eres tú y estás solo, como los horribles cinco minutos (en este caso, treinta) antes de dormirte.

Como dato biográfico, la primera vez que lo escuché pasaba por momentos difíciles. La primer nota de The Devil fue como la punzada que acabó de romperme el corazón. Desde entonces, White Chalk es el soundtrack de todas mis depresiones desde 2007 hasta la fecha. Cada nota del piano es una lágrima. Cada canción, una historia. Media hora completa dedicada a sentirme miserable, sola, hecha un mar de mierda. Justo como se siente Candy Candy cuando se acuerda del Anthony y cuanta gente se va o se muere en su vida. Sí. Así de yamequieromorir está. Genial, ¿no?

Pongan especial atención al inicio de este perfecto y maravilloso disco, The Devil; también a Dear Darkness, White Chalk, Silence (my personal favorite), Broken Harp, The Piano, y si para esas alturas no han llorado sus guts out, el final de The Mountain va a sacarles el corazón, apretárselo, y patearlo al bote de basura más cercano (como le pasó a Bart, ¿se acuerdan?).

Me despido con lo que el vato en una revista bien hipster dijo: "On the right day, at the right time, the album's powerfully claustrophobic intimacy is more palatable; on the wrong day, at the wrong time, in the wrong frame of mind, White Chalk may be the longest half-hour in the world."

seamos un mar de mierda


Silence by PJ Harvey on Grooveshark

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